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Escuelas de segunda oportunidad: Centro Antonio Orozco

Escuelas de segunda oportunidad: Centro Antonio Orozco

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Uno de estos centros, el cual está realizando una enorme labor social y cuenta con gran aceptación, es el Centro Antonio Orozco, ubicado en Madrid. Se trata de una iniciativa de la Fundación Tomillo, entidad privada sin ánimo de lucro cuyo propósito es contribuir a la mejora social y al desarrollo integral de las personas. El objetivo de este centro educativo es acoger a aquellos adolescentes que han "fracasado" en el sistema educativo, y quitarles esa etiqueta de fracaso. Se pretende que los alumnos consigan "partir de cero" y recuperar las ganas, la ilusión y, en definitiva, su proyecto de vida.

El equipo de profesores de este centro está absolutamente comprometido con la causa, con ayudar a estos chicos y chicas que de alguna manera se han descolgado del sistema escolar. Se trata de un trabajo duro para los educadores, que solo puede llevarse a cabo con autoridad moral, ilusión y ganas de apostar. Quizá lo mas novedoso de esta iniciativa es la importancia que se le da al aspecto emocional, el cual es vital en el desarrollo humano. No se trata a los alumnos como personas inadaptadas, inútiles o vagos (como a menudo son considerados por la sociedad), sino que se confía en ellos, apoyándoles y ofreciéndoles respeto, responsabilidad y reconocimiento. Se parte de la base de que todas las personas son valiosas, capaces e importantes.

En esta escuela se ofertan los llamados "Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI)". Se trata de cursos de un año de duración con prácticas en empresas, dirigidos jóvenes de 15 a 17 años que quieran aprender una profesión. En el centro Antonio Orozco se imparten dos PCPI,  de hostelería y de electricidad.  Los alumnos cursan las prácticas profesionales en el propio centro, pero dirigidas por empresas externas que luego pueden contratarles.

Lo cierto es que el enfoque que se da a la enseñanza y a la educación en este centro resulta realmente positivo para los estudiantes. Sería conveniente que en todos los centros educativos se tuviera en cuenta el aspecto emocional y se apoyara al estudiante, sin descuidar los aspectos académicos. Motivar y hacer sentir útiles y capaces a todos los alumnos, independientemente de sus capacidades o circunstancias, ayudaría enormemente a evitar el fracaso escolar antes de que éste se produjera.