Los 4 pilares o funciones de la educación
Los 4 pilares de la educación
Los cuatro pilares de la educación son una propuesta desarrollada por la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI de la UNESCO. Estos pilares son considerados fundamentales para el desarrollo de una educación integral y de calidad en el mundo actual.
APRENDER A CONOCER
Consiste en adquirir los instrumentos para la comprensión. Es decir, este aprendizaje se centra en dominar los instrumentos propios del saber y no tanto en la adquisición de conocimientos. Puede considerarse a la vez un medio y un fin en la vida humana, ya que por un lado es algo necesario para comprender el mundo, desarrollarse y vivir con dignidad y por otro constituye un objetivo en sí mismo, justificado por el placer de conocer y descubrir. Para que se lleve a cabo este aprendizaje se deben estimular las capacidades mentales de las personas, tales como la atención, la memoria o el pensamiento (concreto y abstracto). De esta forma el alumno "aprenderá a aprender".
APRENDER A HACER
Se trata de aprender a poner en práctica los conocimientos teóricos, para poder influir y modificar el entorno. Esto está íntimamente ligado al mundo profesional, puesto que para poder desenvolverse en el mercado laboral es necesario saber aplicar las enseñanzas y conocimientos de forma eficiente. Por ello, el aprender a conocer y a hacer, son dos funciones indisociables, ya que no funcionan la una sin la otra.
APRENDER A VIVIR JUNTOS
Este aprendizaje es quizá el reto más complicado y a la vez más necesario de la educación. Consiste en el aprendizaje de la convivencia pacífica, para que la persona pueda participar y cooperar con los demás en las distintas actividades humanas. Si se consigue aprender habilidades como la no violencia, el respeto a los demás, la empatía, la escucha activa o la tolerancia, se conseguirán evitar en gran medida las situaciones de conflicto en el futuro.
APRENDER A SER
Consiste en el desarrollo integral de cada persona, en cada uno de los aspectos de la vida, que incluyen cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, responsabilidad y espiritualidad. A través de la educación las personas deben ser capaces de desarrollar un pensamiento autónomo y crítico, que les permita elaborar sus propios juicios y decidir sobre su vida, así como un pensamiento creativo.