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Recompensar a un niño/a por una acción

La recompensa en el proceso de aprendizaje

Recompensar a un niño por una acción 

Esta es sin duda una rápida y eficaz solución, pero no siempre es la mejor ya que podemos caer en un ciclo de acción condicionada que a la larga traerá problemas para ambas partes, ya que no todas las acciones que el niño/a tiene que hacer deben ser recompensadas.

Muchas veces los padres no entienden que el hacer que sus niños cumplan con alguna acción va más allá del hecho de hacerlo momentáneamente, es decir, cuando a un niño/a se le exige que ordene su cuarto, no es simplemente un mandato, pues esta exigencia va acompañada en una enseñanza, y es que se le debe inculcar al niño o niña el valor del orden y la responsabilidad, y así sucede con muchas otras situaciones en las que más que una recompensa material se le debe hacer entender al niño/a el propósito de su acción y la importancia que tiene.

Muchos psicólogos afirman que durante los primeros años de vida, considerando las edades de tres a cinco años es aceptable que se recompensen las acciones de los niños al cumplir con ciertos deberes como por ejemplo: recoger sus juguetes, cepillarse los dientes, y al empezar a usar el baño. Estas son ordenes que para el niño suelen dificultarse un poco al principio ya que se trata de costumbres que tendrá que ejercer diariamente, pero que luego de los cinco años, no deben recompensarse con cosas materiales ya que debe entender que se trata de hábitos con los que debe regir su vida.

¿Es una buena solución recompensar al niño por una acción?

A medida que los niños crecen se les debe ir asignando deberes, que deben ir cumpliendo y entendiendo el fin por el que los está haciendo, y la recompensa mayor que se les debe dar es la de responsabilidades o privilegios que le demuestren a el que tiene tu confianza como padre, así este se sentirá comprometido, e ira desarrollando poco a poco su madurez en cuando a responsabilidad.

Hoy por hoy se considera que los niños aprenden en un marco que teóricamente podemos clasificar como educación “estructural-funcionalista”, en la que actúan para evitar un castigo o por ganar una recompensa en lugar de tomar conciencia de los actos que realizan. 

Por ello es necesario hablarle al niño/a y explicarle la importancia de cada acción y las ventajas o desventajas que esta podría traer.