Una buena formación universitaria exige un buen profesorado
La etapa universitaria podría considerarse como definitoria, ya que del grado de excelencia que se pueda adquirir de ella dependerá el alcance de la persona en el campo laboral. La universidad puede significar la toma de una de las más grandes decisiones de la vida, puesto que en ella se desarrolla y estudia el área en la que se rendirá y destacara profesionalmente.
El conocimiento que debe adquirirse en la etapa universitaria, independientemente de la carrera o rama, debe ser pulcro y concreto, es por ello que el profesorado electo para la transmisión de conocimiento en este ciclo debe estar al nivel de exigencia requerido. En los últimos lapsos de tiempo se ha comenzado a notar que la docencia universitaria está significando un proceso engorroso y multidimensional, que agregado a esto se requiere de la experiencia y el conocimiento obligado no de una materia sino de la disciplina (carrera) como tal.
El profesorado debe ser consciente del compromiso social y de reformación necesaria de los procesos formativos en cuanto modelos de aula cerrada se refiere, pues esto no solo genera un trabajo individual sino que evita la evolución del profesorado con respecto a los sistemas educativos,
no permite el intercambio contribuyente de ideas, técnicas e innovación.
Para lograr una buena formación universitaria el profesorado debe tener ciertas competencias o exigencias pedagógicas que agrupen el perfeccionamiento de los siguientes puntos:
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Formación y excelencia profesional, que genere competencia docente en el profesorado universitario y la evocación de otras universidades.
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El desarrollo de un ojo crítico, amplio y flexible, un punto de vista bien definido acerca del instructivo disciplinario el propio entorno laboral.
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Capacidad y disponibilidad de establecer una relación y comunicación positiva con el alumnado dentro del ambiente educacional.
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Capacidad de superar los conflictos generados por la competencia académica entre el profesorado.
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Trabajar en equipo para la reflexión didáctica, critica de colegas y mejora del profesorado.
Se debe rechazar la individualización del docente y recargar a un profesorado conjunto que sea reproductor-activo.
En tal sentido, las opciones que conducen a una formación universitaria innovadora se resumen en:
Elaboración de innovadores proyectos contextualizados, no recaer en prácticas reproductoras lineales; y brindarle al docente herramientas para su autoformación, conocimiento profesional pedagógico, con el que pueda intervenir en el proceso educacional de manera creativa.