10 fábulas con moraleja
1. El zorro y el cuervo: Una historia para aprender a ser generoso
Esta es una fábula clásica que se remonta a la antigüedad. La historia cuenta la historia de un zorro y como este quería algo que tenía un cuervo y este no quería compartirlo.
El zorro estaba hambriento y vio al cuervo sentado en un árbol con un queso en su pico, le pidió al cuervo que le diera el queso, pero el cuervo se negó.
Entonces éste comenzó a halagar al cuervo, diciéndole lo hermoso que era y lo inteligente que era. El pájaro se sintió halagado y abrió su pico para cantar, dejando caer el queso al suelo por error. El zorro entonces agarró el queso y se fue, enseñando al ave una lección importante, nunca debes de ser engañado por unas pocas palabras bonitas.
2. El elefante y la hormiga: Una historia para aprender a trabajar en equipo
Había una vez un elefante que vivía en la selva. Un día, mientras estaba caminando por el bosque, se encontró con una hormiga.
La hormiga le dijo: -¡Hola, elefante! ¿Por qué estás tan triste?
El elefante le contó que estaba triste porque no tenía amigos.
La hormiga entonces le dijo: -No te preocupes, yo seré tu amigo. ¿Quieres venir a mi casa para jugar?
El elefante se sintió muy contento y aceptó la invitación.
Así que los dos fueron a la casa de la hormiga. Allí, el elefante descubrió que la casa era muy pequeña para él y no podía entrar.
Entonces, la hormiga le dijo: -No te preocupes, yo puedo ayudarte. Si me subes en tu trompa, podré abrir la puerta para ti.
El elefante así lo hizo y la hormiga abrió la puerta para él. El elefante entró y pasaron un rato muy divertido jugando juntos dentro de la casita de la hormiga.
Desde ese día en adelante, el elefante y la hormiga fueron grandes amigos y siempre pasaban tiempo juntos. Esta es la historia de cómo un elefante y una hormiga se hicieron amigos.
3. La liebre y la tortuga: Una historia para aprender a ser perseverante
Había una vez una liebre y una tortuga que eran muy buenos amigos. Un día, la liebre le dijo a la tortuga: "¡Vamos a competir para ver quién llega primero al otro lado del prado!" La tortuga aceptó el desafío y los dos se prepararon para la carrera.
La liebre salió disparada, corriendo tan rápido como podía. La tortuga, por otro lado, comenzó a caminar lentamente. La liebre se reía de la tortuga porque sabía que nunca podría ganarle. Pero la tortuga no se desanimó y siguió avanzando con paso firme.
Mientras tanto, la liebre estaba tan confiada en su victoria que decidió tomarse un descanso bajo un árbol para relajarse. Pero cuando volvió a mirar hacia adelante, vio que la tortuga había avanzado mucho más de lo que él había imaginado. Entonces comenzó a correr de nuevo con todas sus fuerzas, pero ya era demasiado tarde: la tortuga cruzó primero el prado y ganó la carrera.
La moraleja de esta historia es que "la lentitud y constancia vencen al impulso y al descuido".
4. El león y el ratón: Una historia para aprender a ser compasivo
Era una vez un león que estaba hambriento y cazaba en la selva. Un día, mientras cazaba, vio a un ratón corriendo por el suelo. El león decidió atraparlo para comerlo.
El ratón, al ver al león, se asustó mucho y rogó al león que lo dejara ir. El león estaba hambriento y no quería escuchar sus súplicas. Entonces el ratón dijo: "Si me dejas ir, te prometo que te ayudaré en el futuro si alguna vez necesitas mi ayuda".
El león pensó que era un buen trato y decidió dejarlo ir. Algunos días después, el león fue atrapado por unos cazadores y encadenado a un árbol. El ratón vio esto desde lejos y recordó la promesa que había hecho al león. Entonces fue corriendo hacia los cazadores y empezó a roer las cadenas hasta liberar al león.
El león quedó muy agradecido con el ratoncito por salvarlo de aquella situación tan peligrosa. Desde entonces, el león aprendió a respetar a los animales más pequeños y nunca volvió a amenazarlos con comérselos.
5. La cigarra y la hormiga: Una historia para aprender a ahorrar
La cigarra y la hormiga era buenas amigas. Un día, la cigarra decidió pasar el día cantando en un árbol. La hormiga, por otro lado, se fue a trabajar para almacenar comida para el invierno.
Mientras tanto, la cigarra seguía cantando sin parar. Cuando la hormiga regresó con su carga de comida, le preguntó a la cigarra por qué no había hecho nada productivo durante todo el día. La cigarra respondió que estaba disfrutando de su vida cantando y que no necesitaba almacenar comida para el invierno.
La hormiga le dijo entonces que si no tenía comida cuando llegara el invierno, tendría que pasar hambre. La cigarra se rió y le dijo a la hormiga que no se preocupara por ella, ya que sus amigos seguramente le ayudarían si llegaba a necesitar algo.
La moraleja de esta fábula es que hay que trabajar duro para prepararse para los tiempos difíciles. No hay que confiar en los demás para conseguir lo que uno necesita.
6. El lobo y los tres cerditos: Una historia para aprender a ser valiente
Había una vez un lobo hambriento que vagaba por el bosque en busca de algo para comer. De repente, vio tres cerditos que estaban construyendo sus casas de paja, madera y ladrillo.
El lobo se acercó a los cerditos y les dijo: "¡Voy a comerme a uno de ustedes!" Los cerditos, asustados, corrieron a sus casas para esconderse. El lobo intentó soplar la casa de paja, pero no pudo derribarla. Entonces intentó derribar la casa de madera, pero tampoco pudo.
Finalmente, el lobo intentó derribar la casa de ladrillo. Como no puede tirar la última casa soplando, trata de entrar por la chimenea, pero los cerditos tenían preparado un caldero con agua hirviendo al fuego y el lobo huye abrasado.
7. La rana y el escorpión: Una historia para aprender a confiar en los demás
Una vez, una rana estaba cruzando un río cuando vio a un escorpión que necesitaba ayuda para llegar al otro lado. La rana se ofreció a llevarlo en su espalda.
El escorpión le dijo: "¿Cómo puedo estar seguro de que no me picarás en el camino?". La rana respondió: "Porque si me pica, entonces nos ahogaremos los dos".
El escorpión pensó por un momento y luego aceptó la oferta. Así que la rana comenzó a nadar con el escorpión sobre su espalda. Pero cuando estaban a mitad de camino, el escorpión clavó su aguijón en la espalda de la rana.
La rana entonces le preguntó: "¿Por qué has hecho eso? Ahora nos ahogaremos los dos". El escorpión respondió: "Es mi naturaleza".
La moraleja en esta fábula es la siguiente: A veces las personas hacen cosas malas sin importar las consecuencias, porque es su naturaleza.
8. El viejo y el mar: Una historia para aprender a no rendirse nunca
Era una vez un viejo pescador que vivía en un pequeño pueblo costero. Todos los días, el viejo salía a la mar para pescar, pero nunca lograba atrapar nada. Un día, el viejo decidió salir más lejos de lo normal y finalmente encontró un gran banco de peces. El viejo luchó con todas sus fuerzas para atrapar algunos de los peces, pero fue en vano. El mar era demasiado fuerte y el viejo no podía controlar su caña de pescar. Finalmente, el viejo se rindió y regresó a la orilla con las manos vacías.
Aunque el viejo no había logrado atrapar ningún pez, aprendió una importante lección: a veces hay que saber cuándo rendirse ante la fuerza de la naturaleza.
9. La zorra y las uvas: Una historia para aprender a no desesperarse por lo que no se puede tener
Había una vez una zorra que estaba muy hambrienta. Ella vio un árbol cargado de uvas y se acercó para comerlas. Pero cuando intentó alcanzarlas, descubrió que eran demasiado altas para ella. Entonces la zorra se enfadó y dijo: "¡Estas uvas son demasiado verdes para comerlas! ¡No las quiero!" Y se fue.
A veces, no vamos a poder obtener todo aquello que queremos, es por eso que tenemos que aprender a no enfadarnos.
10. El pez de oro: Una historia para aprender a valorar lo que se tiene
Había una vez un pescador que vivía en una pequeña aldea junto al mar. Un día, mientras estaba pescando, encontró un pez de oro en su red. El pescador estaba muy emocionado por su descubrimiento y decidió llevar el pez de oro a casa para mostrarlo a su familia.
Cuando llegó a casa, el pescador contó la historia de cómo había encontrado el pez de oro y todos quedaron asombrados. Su esposa le dijo que debían guardar el pez de oro como un tesoro y no venderlo. El pescador estuvo de acuerdo con ella y decidió mantener el pez de oro en un acuario en su casa.
Un día, mientras estaban mirando el acuario, el pez de oro habló al pescador y le dijo: "Si me devuelves al mar, te concederé tres deseos".
El pescador se sorprendió mucho al escuchar esto pero no se lo pensó dos veces y devolvió inmediatamente al pez de oro al mar. El pescador regresó a casa con la esperanza de que sus deseos se cumplieran pronto. Y así fue: los deseos del pescador se hicieron realidad y él se convirtió en un hombre rico y feliz para siempre gracias al milagroso pez de oro.
Esta fábula trata la generosidad, y como una buena acción es siempre es recompensada.