La educación conlleva menos religión
Este estudio utiliza los cambios en la edad de escolarización obligatoria en 11 países europeos entre 1960 y 1985 para desentrañar el impacto del tiempo de permanencia en la escuela en la creencia y la práctica religiosa entre los que respondieron a la Encuesta Social Europea, un proyecto de investigación de larga duración.
Mediante la comparación de las personas con antecedentes similares que estuvieron entre los primeros en quedarse más años estudiando, los autores están razonablemente seguros de que la escolaridad adicional es causante de la disminución de la religiosidad.
Durante esos años las clases de matemáticas y ciencias extras suelen ser más rigurosas, señala Naci Mocan, uno de los autores de este estudio; y el aumento de la exposición al pensamiento analítico puede debilitar la tendencia a creer. Otro artículo, publicado a principios de 2014, mostró que después de que Turquía aumentara la edad de escolaridad obligatoria a partir de cinco años a ocho en 1997, la propensión de las mujeres a identificarse a sí mismas como religiosas, cubrirse sus cabezas o votar por un partido islámico cayó en un 30-50%. (No surgió efecto sin embargo, entre los hombres turcos.)
Por último, un estudio publicado en 2011 que analizó el aumento de la edad de escolarización obligatoria en las provincias canadienses en los años 1950 y 1960 encontró que cada año adicional de escolaridad llevó a una disminución de cuatro puntos porcentuales en la probabilidad de identificar con una tradición religiosa.
El aumento de la escolarización y por consiguiente una mayor y mas enriquecedora educación, explica, fue parte del innegable aumento de la no afiliación a ninguna religión en Canadá entre 1971 y 2001, del 4% de la población al 16%.
Un documento más reciente también mostró que cada año adicional en el aula llevó a una caída de 11 puntos porcentuales en las prácticas supersticiosas, aunque éstos siguen siendo comunes. Dos quintas partes de los encuestados dijeron que alguna vez consultaban os horóscopos, y una cuarta parte cree en amuletos de la suerte y en que estos de alguna manera podrían protegerlos.
Por desgracia, otras investigaciones han demostrado que las creencias y prácticas religiosas parecen hacer que la gente sea más feliz, tanto en lo económico como en la salud, aunque esto no tenga ninguna relación.
